día 12. El poder de la palabra.
Sabemos que Dios comenzó y finalizó la creación de la Tierra en un periodo de seis días, pero ¿cómo lo hizo?, En Génesis 1:3-4 tenemos esta respuesta:
"Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz. Dios vio que la luz era buena, y separó la luz de las tinieblas. "
El texto original en hebreo dice que Dios literalmente dijo: "¡Sea la luz!" y la luz apareció. Sabemos que somos imagen y semejanza de Dios, así que nuestras palabras tienen el poder de crear y de destruir, no tan poderosas como las de Dios, pero sí que tienen poder, la biblia nos enseña que; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres, ¿Con quién conversas?, ¿Qué conversas? Y ¿en qué momentos lo conversas?...
A ejemplo de Dios debemos separar lo bueno de lo malo, la luz de las tinieblas. Las palabras están yendo y viniendo, hay conversaciones que nos animan, que nos llenan de alegría, que alimentan nuestra fe. Pero hay otras, que son un virus, que al oírlo se te mete en el sistema y va minando la fe.
Cuando entramos en conversaciones donde todo el panorama se ve desalentador, que estamos en crisis, que el dinero no alcanza, que la violencia cada vez es peor, que como le vamos a hacer. que la enfermedad nos está invadiendo, que ya no podemos hacer tal o cual cosa por la edad, que el trabajo es duro y amargo, que el tiempo no alcanza, etc., etc., etc. Nos estamos infectamos del virus del desaliento y nuestra fe se ve reducida a un termómetro emocional, que cuando esta arriba creemos que todo es posible y cuando esta abajo creemos que nada es posible.
Por ello es importante cuidar lo que decimos y lo que escuchamos, para que la emoción no se vuelva el termómetro de nuestra fe.
Así también debemos cuidar la fe de otros, al dejar de ofenderlos con nuestras palabras, dejando a un lado la crítica, el desánimo y la queja.
Recordemos que el que puede refrenar su lengua, tiene dominio sobre todo su cuerpo. Cuando nos falta dominio sobre el cuerpo lo más seguro es que no tenemos dominio sobre nuestra boca.
"Poniendo un freno en la boca del caballo podemos dominarlo, y sometemos así todo su cuerpo. Lo mismo ocurre con los barcos: con un pequeño timón el capitán los maneja como quiere, por grandes que sean, aun bajo fuertes vientos. Así también la lengua es algo pequeño, pero puede mucho; aquí tienen una llama que devora bosques." (Santiago, 3:3-5)
Así pues, durante el ayuno hemos ejercitado el dominio de lo que ingerimos y hemos visto cambios positivos en nuestro cuerpo, ahora ejercitaremos también el dominio de lo que decimos y escuchamos, lo cual también nos traerá cambios positivos y crecimiento espiritual. Recordando que la palabra es tan importante para Dios que: el verbo se hizo carne, y esta palabra fue la que nos salvó sacrificándose en la cruz.
Lectura de hoy:
Santiago 3:2-13.
Oración:
Padre creador, hoy te pido me ayudes y des fortaleza, para refrenar mis palabras, dame el discernimiento para saber que decir y que escuchar, no permitas que me aparte de ti, quiero ser obediente a tu palabra y me de dirección. Aléjame de la contaminación espiritual. Que confiese con mi boca y mis acciones que tú eres mi Dios. Amén.
Actividad:
Al finalizar el día, anota en tu libreta que es lo que notaste hoy al ejercitar el cuidar tus conversaciones.
Frase del día:
Durante mi ayuno, refrenaré mis
palabras también y cuidare que sean fuente de fe para otros.
